La discriminación de los Pueblos Originarios

Visita a la Comunidad Ayorea en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia)

A menos de 40 minutos en autobús desde el centro de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, vive una comunidad indígena que lleva muchos años luchando contra la discriminación a la que se ve sometida.

Estas personas forman parte del Pueblo Ayoreo, un pueblo que antes de la llegada de los europeos a América ocupaba de manera nómada un amplio territorio en el norte del Gran Chaco (hoy, noroeste de Paraguay y sudeste de Bolivia). Hacia 1950 comenzó su expulsión de estos territorios por culpa de intereses extranjeros. Hoy en día, se han establecido en grupos locales y quedan aproximadamente 6.000 ayoreos repartidos entre Bolivia y Paraguay (*1).

Nosotras llegamos a este pequeño territorio que ocupan cerca de la ciudad gracias a Tania, una mujer cruceña que trabaja desde hace años en el registro civil y durante mucho tiempo estuvo trabajando con la Comunidad.

Al llegar allí nos encontramos con un muro y una valla de entrada en la que se podía leer “Comunidad Ayorea Degui”. No es que los muros que rodean la Comunidad sean infranqueables pero tienen una evidente función de separar a las personas que allí viven del resto de vecinos del barrio.

Lo primero que debe hacer alguien ajeno a la Comunidad nada más llegar es dirigirse al jefe, al que se le ha de pedir permiso si se quiere entrar. En seguida el jefe nos recibió y agradeció nuestra visita, además, no tardó en designar a una portavoz que hablara castellano para que pudiera hablar en nombre de la Comunidad y hacernos partícipes de su historia y de su lucha.

Julia vivía en una Comunidad a 70 km de Concepción, pero para poder estudiar y tener acceso a los servicios básicos tuvo que emigrar a la ciudad, igual que el resto de su Comunidad. Gracias a esto Julia pudo estudiar Trabajo Social en la Universidad de Santa Cruz.

Julia coloca dos sillas y un banquito en forma de círculo para que podamos sentarnos a hablar con ella más cómodamente. Elias no tarda en sentarse con nosotras y apoyar el discurso de Julia con todo tipo de documentos que acreditan sus palabras.

Los principales problemas de la Comunidad Ayorea de Santa Cruz son el acceso a la educación y la sanidad, la propiedad del territorio que habitan y, lo que más les preocupa, la discriminación a la que se ven sometidos por parte de la sociedad. Según nos cuenta Julia, han llegado a sufrir ataques físicos por parte de los vecinos, que han intentado echarles, utilizando la violencia, del pequeño terreno de 7.000 m2 que ocupan. Incluso, en más de una ocasión, la policía ha participado en estos intentos violentos de desalojo. Julia lo deja claro: “No nos vamos a dejar sacar”.

Los «sin tierra»

La Comunidad ha conseguido llevar ante la Alcaldía una demanda de titulación de la tierra. Elias nos muestra una copia de esta demanda, gracias a la cual han conseguido una cesión de estos terrenos por 30 años desde el 2011. Ante los problemas ellos no se rinden y siguen luchando por conseguir la titularidad del terreno, piensan que así podrían ir venciendo poco a poco la discriminación que sufren. 

Cuando le preguntamos a Julia cuál es el motivo de esta discriminación tan injusta y violenta, ella afirma que es debido a su forma de vida e idioma propios.

El idioma parece ser el motivo por el cual cuando una persona de la Comunidad acude a un hospital o centro de salud es rechazada la mayor parte de las veces, a pesar de que todos tienen carnet de identidad. La mayoría de la Comunidad asiste a un centro de salud cercano, el Centro de Salud “18 de marzo”, el cual cuenta con una doctora que les ayuda; pero fuera de este centro de salud se les niega la asistencia sanitaria. Julia denuncia que los centros de atención sanitaria no cuentan con personas que puedan entender su idioma, motivo por el cual se dificulta la ayuda a estas personas y gran parte del personal sanitario se niega a atenderlas.

Las mujeres y los y las jóvenes, las que más sufren la discriminación

Respecto a la educación y la escolarización de los más jóvenes, se encuentran también con un muro cada vez que hacen una demanda. Ellos optan por una educación alternativa que se imparta dentro de la Comunidad pero que sea abierta. Tienen una escuela primaria en la que Julia da clases y que se creó gracias a la ayuda de algunas organizaciones, pero a la hora de pasar a la educación secundaria los más jóvenes se encuentran con problemas para acceder a otros centros. La Comunidad contaba también con una guardería pero dejó de funcionar por falta de medios.

Muchos pueblos indígenas sufren discriminación y exclusión, y son víctimas del racismo y la negación de su cultura y formas de vida; son invisibilizados y condenados, en muchas ocasiones, al olvido y la desaparición. Pero el caso del Pueblo Ayoreo es especialmente grave, pues sus demandas son también rechazadas por la Asociación de Pueblos Indígenas de Santa Cruz, donde un concejal llegó a acusarles sin pruebas de “asaltantes y violadores”.

Esto dificulta también que puedan hacer frente a otros problemas, que no son exclusivos de la Comunidad Ayorea, como la prostitución y la drogodependencia. Muchas mujeres de la Comunidad tienen serios problemas para acceder a un trabajo digno que les permita obtener los recursos básicos para poder vivir, lo que las empuja a dedicarse a la prostitución o a pedir en la Terminal de Autobuses de Santa Cruz. Este es un problema que afecta a muchas mujeres en todo el planeta. Aquí, una vez más, vemos cómo son las peor paradas de la discriminación que sufre su pueblo.

La drogodependencia es también un problema que afecta a muchas personas en la ciudad de Santa Cruz. En el caso de la Comunidad Ayorea, se ceba con muchos jóvenes. Julia nos cuenta que tiene un hermano pequeño de 11 años. Su hermano se fue a la calle y jamás volvió. Tiene graves problemas con la droga y, a pesar de que existen centros de ayuda a drogodependientes, la policía se niega a llevar a los jóvenes ayoreos a estos centros. Los tratan de delincuentes, los marginan y les niegan la ayuda.

Para esta Comunidad los progresos son lentos e insuficientes. Luchan cada día por sobrevivir y vivir según sus costumbres, enfrentándose a la exclusión y la discriminación. Los ayoreos no se rinden: “Ya no queremos más discriminación” afirma Julia.

(*1) www.pueblosoriginarios.com